La otra Ronda dels cims, la que se corre sin dorsal.

21:36

La idea original de este post era hablar sobre la carrera en si, algo que siempre me ha llamado la atención, aun no se porque y que siempre he seguido a través de los medios, nunca hasta ahora he tenido la oportunidad  de vivirla de tan cerca, este año he podido estar junto a los acompañantes de un corredor de la ronda dels cims, que ademas puso en marcha una iniciativa solidaria con la venta de camisetas.... Y la experiencia en su conjunto resulta realmente emocionante. me parece chulo una carrera que recorra todo nuestro país a través  de las montañas, ese gran esfuerzo de los corredores, disfrutar del paisaje idílico  (que igual no tienen ni tiempo de ver, seguramente) un despliegue desmesurado de voluntarios, ese ambiente de solidaridad que se respira entre corredores de todas partes ,que no se conocen de nada  ( yo misma casi sin darme cuenta me vi hablando ingles, vamos a llamarlo así, con una señora que mas tarde supe ( pq busque alguien que hablara de verdad ingles) estaba acompañando a su hijo) 
Esto me hizo darme cuenta de algo y a las 12 de la noche ( pq no todo pasa a las 2 de la mañana) me di cuenta de que el verdadero post estaba en las fotos de la espera, en la gente que llega a los puntos de avituallamiento esperando a sus corredores, a la otra modalidad  la carrera, la solidaria por naturaleza. Se hace en coche si, pero también supone esfuerzo, el esfuerzo de esperar, de pasar frío, de tenerlo todo a punto, de asistirlos en lo que les haga falta, ponerles un caldo de pollo, o dos o tres, o un bollo de chocolate mojado en té verde y ver como les sabe a gloria. De subirles un tuper con patatas, o una pizza alla a donde sea su próxima parada.
Acompañarlos en plena noche montaña abajo en silencio. 
Bajar en coche hasta el siguiente punto y esperarlos durante 30 o 40 min para verlos pasar unos segundos,gritarles o ponerles música, aplaudirles,  y darles ánimos. Volver a coger el coche hasta el siguiente punto donde sabes que los podrás ver y volver a otear en la oscuridad hasta que las lucecitas de los frontales te calman la espera. 
Llegar a la meta, reunirte con sus familiares y vivir a su lado, sus nervios, su espera, sus emociones a flor de piel. 
Ha sido una verdadera experiencia que he vivido y disfrutado intensamente, solo me resta dar las gracias a este maravilloso grupo de personas que me dieron la oportunidad de compartirla con ellos y me acogieron como a una más. 










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