El caso es que por circunstancias tuve que pasar el dÃa en casa, lo que no impidió que me dedicara a hacer alguna que otra foto a mi rosa y a mis libros, eso si, sin perder de vista mi objetivo de hacer fotos diferentes, que no sean como las de siempre ni como las tÃpicas, se me ocurrió hacer la foto desde el otro lado de la rosa, priorizando el tallo.
"Casualmente"(lo pongo entre comillas porque los que me conocéis ya sabéis lo que pienso yo de eso), ojeando Instagram, descubrà que una floristerÃa proponÃa un concurso en el que sencillamente habÃa que agregar su etiqueta a la foto de tu rosa para participar.
"¿por que no?" pensé, ya tenia la foto echa y prácticamente en la red, pensé que no perdÃa mucho por intentarlo, mucho no, en realidad nada.
Cual fue mi sorpresa cuando tres dÃas después, recibo un mensaje diciendo que mi foto ha sido la ganadora, que me habÃa tocado un ramo de rosas.
La verdad, es que lejos ya del valor del premio, me hizo una ilusión enorme, porque se confirmó para mi, eso que te dicen que si no arriesgas no ganas, cierto es que no era demasiado riesgo, pero es un echo más que nada simbólico, que me llamó particularmente la atención.
El domingo fuimos a recoger "el premio", me recibió la dueña, que tras una amigable charla me preparó con mucha profesionalidad en la que se notaba el cariño por su trabajo, el ramo de rosas con el que me fui muy contenta a casa.
No tuvimos otra cosa que hacer, que prepararlo para una buena sesión de fotos en toda regla, ya que al final, si una bien se merecÃa una foto, el ramo no iba a ser menos.